Un pequeño paseo

Es increíble.

Después de nuestro pequeño encuentro en el almacén Anthony me invitó a salir. Quedamos en un almuerzo en las cascadas, pues es un lugar bastante privado y tranquilo.

Llegamos en su auto y bajamos. El paisaje es precioso.

Llegamos a un claro cerca de la cascada y ahí colocamos una manta y la comida que hemos traído.

- Que lugar tan bonito, ¿ya habías venido antes?

Vamos en mi auto a un lugar sobre el cual he oído hablar mucho y tengo muy buenas referencias. Al llegar observo con detenimiento el sitio, en verdad se ve muy bello y parece sumamente agradable.

-No, es la primera vez que vengo aquí- contesto a su pregunta mientras preparamos el lugar- Se podría decir que ésto es tierra vírgen para mi.

- ¿Ahh con que tierra virgen? - pregunto con doble sentido... si supongo que lo será

Digo pensando más en Anthony que en el paisaje.

- Gracias por invitarme, el lugar me gusta mucho, además... estamos solos, te tengo solo para mí

Le aprieto una nalga cariñosamente

- ¿Sabes Honey? me pasan un montón de ideas por la cabeza al estar en este lugar "virgen" y salvaje

Le miro con coqueteria y una pícara sonrisa

Me causa bastante gracia, tanto sus palabras como sus acciones; pensar que el primer momento en que lo ví se miraba tan inocente, tierno y bastante nervioso por encontrarse en una situación un tanto comprometida; en cambio ahora todo eso parece haber ocurrido hace años y más tiempo también, lo noto mucho más tranquilo y confiado, incluso hasta atrevido podría decir, pero es algo de lo que no puedo objetar ya que es innegable que me agrada.

-¿Qué clase de ideas pasan por tu cabecita my honey?- pregunto como si no lo supiera; en realidad no tengo idea de que pasa por su mente, pero tanto su mirada como su sonrisa me ayudan a deducirlo. Veamos hasta que punto llega su imaginación.

Me sonrío pícaramene cuando me pregunta qué pasa por mi mente.

- Traje una sorpresa... para jugar un poco Honey, pero te la enseñaré un poco más tarde, primero quiero nadar desnudo en la cascada... contigo...

Habia traído algunas cosas precisamente para la ocasión, pero era muy temprano, aun teniamos varias horas por delante para pasar un día delicioso. Además sabía por experiencia que al no decirle lo que era la sorpresa, lo esperaría con más ganas.

-Eres malito honey, estoy ansioso por ver que sorpresita me tienes- susurro acercándome hacia él con movimientos de lo más sensuales, rodeando sus caderas con mis brazos para luego amagar a besarlo, pero desviándome hacia su oído antes de que nuestros labios lleguen siquiera a rozar, para susurrar con voz cargada de deseo en él- Pero tengo que admitir que el nadar desnudo contigo es algo a lo que jamás me negaría.

Mis labios no dudan en bajar hacia su cuello, besándolo, lamiendo, incluso propinando suaves mordidas de vez en cuando mientras mis manos comienzan a desnudarlo lentamente, acariciando su piel suave como el terciopelo en el proceso, recordando nuestro primer y hasta el momento único encuentro. Cuando su cuerpo queda totalmente al desnudo me alejo unos centímetros de él, no puedo evitar el perderme al ver su belleza, ese aire de niño que se entremezcla de una manera tan exquisita con su actitud madura, es simplemente perfecto.

Se acerca a mí caminando como un felino y sus manos atrapan mis caderas acercándome a su cuerpo. Por un segundo pienso que va a besarme, pero sus labios se desvían hasta mi oído. Me dice que soy malo al no mostrarle la sorpresa, pero también dice que no puede negarse a nadar desnudo conmigo.

Después de aceptar nadar, besa mi cuello sensualmente, desliza su lengua por mi piel mientras sus manos se ocupan de mi ropa hasta dejarme desnudo frente a sus ojos. Se aleja y me mira.

No sé porque Anthony tiene la virtud de hacer que me sienta avergonzado. Mi rostro enrojece y me sonrío apenado.

- ¿Te gusta lo que ves? El otro día en el vestidor casi no tuvimos tiempo de conocernos - le digo suavemente llevamos mis manos a su playera para también comenzar a desnudarlo.

Me encanta la forma en que se mira cuando ese bello color carmín tiñe sus mejillas; una leve sonrisa se dibuja en mi rostro, una sonrisa por demás sincera que no puedo evitar expresar, cambiando a una un poco más divertida al escuchar sus palabras, el tono con que habla se funde perfectamente con su actual apariencia.

-Me pregunto si existe alguna persona a la que no le gustes- digo algo travieso, contestando indirectamente su pregunta- Es verdad, todo fue demasiado rápido, con suerte tuve el placer de conocer tu nombre antes de que pase todo; aunque no se muy bien de qué me sirve si nunca te llamo por él, Honey me gusta más- hablo con una pizca de malicia quizás en mi voz, intentando ponerlo un poquito más nervioso, pues en verdad se ve precioso de esa manera, mientras colaboro para que me despoje de mis prendas.

Le veo sonreír y su sonrisa ilumina todo su rostro. Anthony me gusta y mucho. Me siento afortunado de haber entrado a su vestidor por error. No solo es atractivo e inteligente. Es dulce y cariñoso y se comporta conmigo tan tierno que me hace sentir especial.



Me echo a reir cuando pregunta si habrá alguien a quien no le guste. Por su puesto que si, empezando por mis padres - pienso pero no externo mi amargura.

- A mi también me gusta más, aunque no sé... quizás a todas tus conquistas les llamas Honey

Hago un pequeño puchero y después me acerco a él.

- ¿Sabes que no estas siendo justo? Yo estoy aqui desnudo mientras tú llevas toda esa ropa encima - me quejo mientras ya he comenzado a sacarle la playera.

Cuando logro quitársela doy una suave mordida a uno de sus pezones y después lo acaricio antes de bajar mis manos a la pretina de su pantalón.

Me hinco frente a él. tal y como hice en el vestidor y comienzo a desabrochar el pantalón que se desliza suavemente por sus piernas.

Doy suaves lamidas y mordidas a sus muslos subiendo desde su rodilla hasta su ingle. Muerdo suavemente su pene antes de comenzar a bajarle los interiores.

Levanto la vista y le sonrío.

- Dime Honey ¿crees en el destino?

-Te equivocas corazón- susurro mientras me quita la playera, prosiguiendo cuando ya puedo ver sus preciosos ojos sin interrupción- Eres el primero al que llamo de esa manera, y también serás el último, a nadie más que a ti le diré Honey- hablo con tono serio pero agradable, volviendo a sonreír luego, me encanta la forma en que infla los mofletes como un niño, mi niño mientras esté a mi lado.

Un suave gemido escapa de mis labios al sentir sus dientes morder una de mis tetillas, con tanta delicadeza que hasta me provoca ternura. De la misma manera continúa “jugando” con mi cuerpo mientras se deshace de las últimas prendas que me cubren; sus actos so acompañados por mis incesantes suspiros y jadeos, además de algunos gemidos que se entremezclan en determinados momentos.

-¿Qué si creo en el destino?- repito la pregunta, pensando un instante- Pues si, creo en él… ¿Crees que el que nos hayamos encontrado fue obra del destino?

No lo digo en voz alta, pero me siento realmente contento de ser su único "Honey" de igual manera que el siempre será el mío.

Justo cuando termino de desnudarlo pregunta si creo que nuestro encuentro fue cosa del destino.

Me levanto para poder mirar en sus hermosos ojos.

- Sí, estoy convencido. El destino, la casualidad, la suerte. No sé como llamarlo pero creo que tu y yo nos conocimos por algo.

Lo tomo de la mano y vamos hacia la cascada. Sin pensarlo me lanzo al agua y después de unos instantes asomo la cabeza escurriendo.

- Es...ta... frí...a...

Le digo castañando los dientes (aunque es una mentira, el agua está deliciosa) y le abro los brazos invitándolo a entrar. No es tan profunda, yo tengo que pararme en puntas, pero estoy seguro que él no tendrá problemas en estar de piel. Un poco más allá hay un declive y ahí si que ninguno de los dos tocaremos piso.

Una suave y sincera sonrisa se dibuja en mis labios al escuchar su opinión, la cual me alegra mucho, es agradable saber que piense eso, quizás sea porque opino igual, porque también creo que hay un motivo por el cual nos hemos conocido, aunque picarlo un poquito no estaría del todo mal tampoco.

-Más que destino, casualidad o suerte yo lo llamaría descuido- susurra sonriendo gracioso al ver la expresión del contrario para posteriormente tomar su mano y dejarse guiar hasta la cascada.

Lo veo arrojarse al agua para luego sacar la cabeza a la superficie, diciendo que está fría, algo que dudo demasiado ya que el tiempo se encuentra algo caluroso y ya hace un buen rato que el sol se encuentra en lo alto del firmamento. Al ver sus brazos extendidos no dudo un instante en seguirlo, tirándome también al agua para acercarme a él.

-Si tienes frío... puedo calentarte- susurro levemente a su oído mientras lo abrazo; su cuerpo es tan agradable tanto fuera del agua como dentro, es sencillamente delicioso.

Hago un puchero cuando reclama lo del "descuido" aunque no puedo negar que tiene razón.

Después de tan solo unos instantes Anthony también se mete en el agua y me abraza, ofreciéndose amablemente a calentarme si tengo frío.

Enredo mis piernas en su cadera. Es fácil cargarme pirmero porque no peso demasiado y segundo porque el agua me sostiene.

Giro mi rostro y chupo suavemente sus labios y luego le doy un pequeño beso

- Me estoy congelando... creo que tendrás que esforzarte para calentarme - después de decir eso hundo mi lengua entre sus labios besándolo suavemente.

Sonrío al tenerlo apegado en mi cuerpo mientras llevo una de mis manos a su tasero para ayudarlo a mantenerse; ya de por sí no pesa nada y sumado a la densidad del agua se vuelve más ligero que una pluma.

-Todo sea por que estés feliz Honey- susurro contestando su beso, separando los labios para buscar con mi lengua la suya, rozándola suavemente mientras mi otra mano es depositada en su mejilla, acariciándola con el pulgar.

-Te adoro cariño- digo con voz suave contra sus labios, perdiéndome por un instante en sus ojos para volver a besarlo de la misma manera que antes.

Una de sus manos se posa en mis nalgas sosteniendome mientras con la otra acaricia mi mejilla. Responde al beso deliciosamente, acariciando mi lengua con la suya.

- Me encantas... de verdad me gustas mucho - le respondo medio sonriendo con mis labios pegados a los suyos.

Jugueteo con sus largos y dorados cabellos mientras nos besamos.

El agua nos mece y tal parece que ejecutaramos una suave y lenta danza mientras nuestros cuerpos despiertan a las caricias y los besos que nos damos en este, nuestro privado paraiso

Me provoca cosquillas al acariciar mis cabellos, es tan dulce quizás sin siquiera proponérselo, no termino de entender como puede caber tanta ternura en una sola persona más sin embargo él es la prueba fiel de que no es imposible.

-Y tu a mi cielo, en verdad, desde que te conocí que me fascinas- susurro suavemente, acariciando con mi nariz la suya cual niño pequeño para luego volver a besarlo, acariciando su cuello con el dorso de mi mano para verlo a los ojos cuando volvemos a separarnos, sonriéndole dulcemente- Eres tan suave Honey

El día no podía ser más perfecto. Estoy aqui, desnudo en medio de una hermosa laguna, con un hombre maravilloso que me prodiga ternura y cariño sin apenas conocerme.

Desde la última vez que nos vimos, no podía dejar de pensar en él y cuando al fin quedamos en vernos de nuevo no podía creerlo.

Si me hubiera visto brincando como un crío cuando colgué el teléfono, seguramente ahora se burlaría de mí, en cambio, me dice que quedó facinado conmigo desde que me conció y vuelve a visarme con esa intensidad que todo él despide.

- Honey, me tienes hechizado. No sé lo que es, y me asusta un poco, pero estoy feliz de estar aqui contigo hoy.

Sus pálabras me llenan de alegría, no se exactamente el motivo de esto, pero me siento más que feliz al estar a su lado, es tan agradable, una sensación verdaderamente indescriptible. Deposito en sus labios un suave piquito bajando posteriormente hacia su cuello, dando pequeños besitos en toda su extensión para llegar hasta su oído.

-¿Qué quieres hacer ahora Honey?- susurro con suavidad besando el lóbulo de la oreja- Sabes que estoy a tu disposición, para cumplir todos tus deseos- una sonrisa se dibuja en mis labios a la vez que vuelvo a acercarme a los suyos, para darle nuevamente un casto besito.

Definitivamente Anthony es sumamente cariñoso. Esos besitos que me da son deliciosos, son como una tentación dándome tan solo una pequeña probada, reservándose lo mejor para después.

Me habla al oído y el cuerpo se me enchina al escuchar su sensual voz y sentir su cálido aliento.

- Honey, si por mi fuera, me pasaría la vida en tus brazos, besándote y dejándome mimar por ti, pero no quiero agobiarte y que te aburras de mi, así que esta vez.. dime cariño... ¿Tú que deseas hacer? Yo solo quiero complacerte

Una sonrisa sincera se deja ver en mi rostro mientras guío una de mis manos a sus cabellos, acariciándolos suavemente; me dirijo a su frente y deposito allí un beso, viéndolo luego a los ojos con la mayor ternura que he conseguido expresar hasta el momento en toda mi vida.

-Jamás me agobiarías y es imposible que me aburra de tí- doy las pausas necesarias para remarcar bien mis palabras, no aceptaré ninguna duda sobre éstas, me cuesta demasiado sincerarme aunque ultimamente no lo parezca por lo que quiero que queden bien comprendidas- Ya al estar a mi lado me estás complaciendo más de lo que siquiera imaginas Honey

Mi sonrisa se hace más amplia al escucharlo y después de recibir su beso en mi frente, me acurruco sobre su pecho abrazándolo fuerte.

- Me gusta mucho estar a tu lado Honey, me siento muy en paz, tranquilo, como si no hubiera nada en el mundo que me preocupara.

Levanto mi cabeza de su hombro y lo miro a los ojos apartando algunas hebras doradas de su rostro.

- Dime la verdad Honey ¿eres mi ángel de la guarda?

Luego de que se acurruca en mi pecho lo abrazo con bastante fuerza, como si temiese que en cualquier instante fuese a escaparse de mi lado, es algo que no quiero pensar, pero tampoco puedo dejar de pensar que las cosas están saliendo demasiado perfectas y eso es algo extraño, mucho.

-Y a mi me gusta mucho que estés a mi lado- susurro acariciando su espalda. Me llama la atención cuando eleva su rostro para verme a los ojos, más no digo nada y me dejo hacer por él, esperando a que hable. Comienzo a reir divertido aunque no de forma exagerada, ciertamente su pregunta me ha causado bastante gracia.

-No creo serlo corazón- respondo aún entre risas, acariciando su rostro con el dorso de mi mano- Pero si deseas que lo sea entonces dalo por hecho.

- Me encantaría que lo seas - respondí sinceramente.

La verdad era que deseaba tener a alguien especial que cuidara de mí y estaba seguro que Anthony se había cruzado en mi camino (o yo en el suyo) por alguna razón.

Levante el rostro y lo besé suavemente, sin prisas, disfrutando de la calidez de su boca y la ternura de su abrazo.

Temblé ligeramente cuando una corriente pasó entre nosotros.

- Me está dando frío - dije sonriendo - y todavía tengo una sorpresa para ti ¿recuerdas?

Deshice el nudo que eran mis piernas al rededor de su cintura para pìsar y poder llevarlo de vuelta a la orilla. Podríamos bañarnos más tarde nuevamente. Seguro que lo necesitariamos.

Enredo mis dedos en sus cabellos, acariciándolos suavemente, con ternura, una ternura que no se exactamente por qué me nace, pero que es gracias a él y solo para él, porque es con el único con que me nace comportarme de esta forma. Beso con la misma ternura sus labios para luego observar sus preciosos ojos, sonriéndole como un niño.

-Entonces lo seré, si eso te hace feliz, seré tu ángel de la guarda todo el tiempo que lo desees- susurro dejándome besar por él, con la misma suavidad que antes, de la forma en que solo a él lo beso, y que solo por él soy besado.

-Regresemos entonces, no me agradaría ser el culpable de que pescaras un resfriado- me dejo llevar por él hacia la orilla- Además de que me agradará saber cual es la sorpresa, pese a que ya es más que suficiente con poder tenerte a mi lado.