Desayunando con nuestro futuro...

Entraron al departamento. Era pequeño. Una sala con únicamente dos pequeños sofás. Un comedor con una mesa redonda y cuatro sillas. Sobre la mesa un florero con una única rosa amarilla (sus preferidas). La cocina era pequeña pero todo muy ordenado. Una alcoba y el baño.

- Si quieres asearte un poco, el baño está por ahí - le indicó - mientras yo voy a ver que puedo prepararte.

Se sentía emocionado y feliz. Iba a la cocina cuando recordó algo. Se puso muy rojo y corrió a su habitación. Había olvidado que tenía un afiche de Anthony pegado sobre su cama. No queria que lo viera.

-Tienes un departamento precioso- susurra al ingresar al lugar, observando lo ordenado y bien decorado que se encuentra; un hogar con el tamaño justo y necesario para que sea más que cómodo, le agrada la forma humilde en que vive, no como otros que lo invitan a su hogar principalmente para presumir de éstos, como si una persona valiese por lo que tiene y no por lo que es.

-Si me lo permites, me encantaría- dice aun más leve, apenado por estar tan "sucio" a su lado, quizás esto le molesta o incomoda puesto a que por lo poco que he visto hasta ahora es una persona muy limpia y ordenada. Lo veo correr hacia otro lado cuando iba a la cocina, algo preocupado lo sigo- ¿Está todo bien?- pregunto cerca de la puerta por la que ingresó a otra habitación.

No contaba con que me siguiera hasta la habitación. Se asoma tímidamente preguntando si está todo bien y me encuentra parado sobre el colchón quitando el afiche en donde aparece en una foto en blanco y negro, modelando unos jeans con el cierre abierto por el frente y sin playera.

Enrojezco hasta las orejas

- Yo.... yo.....

Las palabras no me salen. Termino de quitar el afiche y me bajo de la cama. Lo doblo con cuidado y lo pongo en un lado.

Me siento sumamente avergonzado, no sé que decirle. Me quedo sentado en la cama sin mirarlo.

- Es que yo... a mi... siempre me has gustado mucho

Ya está!. Seguramente se irá. Pensará que estoy loco o que soy un acosador. Seguramente se burlará de mí. Dios! no debí invitarlo a venir. Soy un tonto.

Al asomarme por la puerta lo veo sobre la cama quitando... ¿un afiche en el que aparezco yo? Me sorprende levemente pero no hago más que sonreír al ver su rostro completamente sonrojado y escuchar su intento fallido de explicarse. Después de quitarlo se sienta en la cama, esquivándome la mirada, supongo que no debí de haber entrado así pero... me preocupaba.

-No tienes por qué darme explicaciones- digo con voz suave, recostándome al marco de la puerta, mirando hacia otra dirección- Después de todo, ese es mi trabajo... Y es bueno saber que te guste, eso significa que lo hago bien- sonrío levemente ante esto, dirigiendo ahora mis pasos hacia él, incándome a su lado para que me vea.

-No tienes de qué preocuparte, está todo bien; y a decir verdad... Tú también me gustas.