Un Reencuentro Inesperado (Adis)

Erik paseó entre las mesas hasta llevar las copas que aquellos clientes habían pedido.

Volvió a la barra y dejó la bandeja para atender a uno más. Mientras servía la copa suspiró cansado y miró a su alrededor, agradeciendo que ya no quedaba demasiada gente pues pronto iban a cerrar.

Se fué hasta uno de los lados de la barra y se apoyó allí, aburrido, a la espera de que quizás alguien interesante que le entretuviera la noche pudiera entrar por aquella puerta.

Night Club.

El nombre del club era poco original, pero había oído que era un lugar interesante, y no pensaba hacerle esa noche asco a nada, la nostalgia había vuelto a invadir su ser y necesitaba esta vez huirle al problema. Como ya había hecho una vez en el pasado.

Entro al lugar y lo primero que lo encandilo, y no de una manera muy grata, eran las fuertes luces del club; fue luego la música estridente que lo descoloco de su eje, al menos el lugar parecía no estar tan lleno.

- Hmm, al menos no parece estar lleno ahora... -observo a la gente que charlaba y/o bailaba en el sitio, todos los rostros eran atractivos a su manera, su ojo se deslizaba por los rostros juveniles de la misma manera que algunos ojos se posaron en él.

Sus labios llevaban una sonrisa sutil, sus ojos presentaban una mirada que decía claramente "Soy un buen jugador, no puedes saber si miento". Pero esa noche no era para conquistas, simplemente se sentaría a tomar un trago, tranquilo. Esos eran sus planes hasta que vio un rostro con una cabellera muy familiares, su corazón no se detuvo en su latir furioso hasta comprobar que era ÉL. Con los sentidos tan confundidos no se dio cuenta que sus pies aun se movían hacia Erik.

El moreno no se percató de que alguien se acercaba hasta que esa persona estuvo a pocos metros de él. Al alzar la mirada se topó con un chico que lo miraba fijamente, como embobado.

Entrecerró los ojos pensativo, aquel chico se le hacía familiar. ¿Habría compartido cama con él alguna vez? Seguramente sería eso.

Iba a darse la vuelta para seguir limpiando algunos vasos, dandole una última mirada al chico, cuando se quedó completamente de piedra.

Por una fracción de segundo su rostro mostro sorpresa, pero en seguida el mismo Erik se esforzó en cambiar por completo su expresión a tranquila de nuevo, aunque por dentro aún no pudiera creerlo. ¡Era Adis! ¿Que hacía ahí? Era imposible que fueran a encontrarse en aquel lugar, precisamente en un bar parecido al de la primera vez.

Ocultando el pequeño nerviosismos que había surgido en él cogió la cajetilla y encendió un cigarro, ignorando nuevamente al chico, esperando a que este viniera a hablarle.

Su cabello ya no era de color rojo fuego, sus ojos ahora eran azules, pero aun así todo su cuerpo se estremeció cuando Erik lo miro. Su mirada seguía siendo intensa, y no podía aguantarlo.
¿Acaso aun sentía algo por él? La pregunta que se hacía era tonta por que sabía perfectamente la respuesta, y eso era lo que le molestaba.
¿Le había reconocido? Por un segundo temió que fuera así, y a paso lento se fue acercando a la barra. Sus pies se arrastraban como se fueran de plomo, pero con la misma fuerza algo lo impulsaba a acercarse a él.

Incluso ahora no había abandonado la maña de fumar.

Tomo asiento frente Erik, y con falsa seguridad poso uno de sus codos en la mesa, lo miro como si nada. Si él no daba muestras de reconocerlo no pensaba decirle quien era, incluso era mejor que no se diera cuenta, aunque doliera.

- Un whisky en las rocas, por favor... -se había decidido a ignorar el revoltijo de sentimientos en su pecho, pero no pudo evitar desviar la mirada cobardemente en cuanto le pidió el whisky.

Erik se lo tomó con calma, dando un par de caladas al cigarro antes de volver al trabajo. Se dió la vuelta para llegar hasta la botella de Whisky, casi con una pequeña sonrisa.

¿A que estaba jugando Adis? Sabía de sobra que lo había reconocido, o al menos eso había pensado pero ahora dudo por unos instantes. Si Adis iba a fingir que eran un desconocido, Erik no se iba a quedar atrás.

- Aquí tienes.- Le dijo con una de las sonrisas más sensuales de todo su repertorio.- Eres nuevo por aqui ¿verdad?- Le dijo mientras seguía con aquel cigarro, mirándole con una sonrisa arrogante, casi desafiante.

Lo observo de espaldas y sus ojos siguieron la linea imaginaria de la columna hasta llegar a su trasero, como siempre, Erik seguía usando esas ropas provocativas. No dejaba nada la imaginación, ese pantalón era un vidrio que mostraba con un letras grandes una filosofía de vida de Erik: "Esto no esta a la venta, pero se alquila a quien quiera".

Tomo el vaso de whisky con una de sus manos y acerco sus labios al borde para probar un sorbo. No le respondió en ese instante, pero le sostuvo la mirada como pudo, estaba aceptando indirectamente el desafío que le echaba Erik.
Ya sentía el calor del trago por su garganta, y bajo ese efecto cálido le dijo:

- Si, hace poco que me he mudado... -arrastraba las palabras, como si le diera igual contarle, pero luego siguió- He venido aquí dejando atrás muchas cosas, la mayoría de la gente de este lugar lo hizo así, verdad? -lo miro atentamente, dejando a un lado el vaso, re lamiendose los labios.

El moreno le dedicó media sonrisa. Entonces miró el reloj y se levantó para servirse a sí mismo una copa de su acostumbrado vodka. Volvió a allí dándo un peuqeño sorvo y posando despues el vaso en la mesa.

- Sí, supongo.- Respondió apoyando los codos en la barra, inclinándose un poco hacia adelante sin quitarle la mirada de encima. Desde luego, sin bien era el mismo estaba mucho más guapo. Se fijó en el color de su pelo, ahora más claros y tambien en sus ojos, tan expresivos como siempre.

- Pero ¿Sabes? Yo no he venido huyendo... eso es para cobardes.- Le susurró con una sonrisa pícara.- Sigo siendo exactamente igual que antes.

Aparentaba mirarlo directamente a los ojos, que no eran los ojos del Erik que el conocía, pero su atención se poso en sos labios carnosos. Eran los mismos, ¿sabrían igual? ¿Serían igual de intoxicantes con el vodka humedeciéndole la boca?

Erik seguía siendo el mismo: descarado, sexy, soberbio. Extrañaba esos cabellos de fuego.

El otro comenzaba a hacer su escrutinio, por lo que Adis dedujo que no lo había reconocido, pero ese misma atención le hizo dudar. Tomo de un sopetón el resto del whisky, apoyando con fuerza en la mesa el vaso haciendo tintinear los hielos que no se habían derretido.

Yo no he venido huyendo... eso es de cobardes. Sigo siendo exactamente igual que antes

Por primera vez en esos pocos minutos que llevaban hablando se sintio acorralado, justo como antes. Se le acuaron los ojos, y no pudo evitar por mucho el ligero temblor en su labio inferior.

- Ah, si? -la voz le temblaba, ¿le había reconocido?. Aun así esas palabras parecían ir directo a él- Yo no tuve mas opción que huir.

Tomo el vaso entre sus manos, pero recordó que se había tomado todo el liquido. Hizo un puchero.

Eriik se dió la vuelta con calma cogiendo de nuevo la botella de Whisky para servirle otro vaso. La sonrisa aún no se le iba de los labios al ver que el chico seguía siendo exactamente el mismo de siempre.

Tomó su vodka y dió otro pequeño trago, buscando disfrutar del sabor y no el emborracharse.

-Yo no tuve mas opción que huir.

- No bebas tan rápido, no pienso llevarte a casa a rastras ni una vez más.- Dijoal fin delatándose. Total, ambos o sabían, para que seguir con la farsa.

- Además... ¿Por qué no te quedo otra opción? G... no pensé que fueras una persona tan débil.- Dijo con cierto tono de decepción en su voz, adrede para buscar tan solo más enfado por parte de este.

Añoraba aquellos días en que conseguía ponerlo vulnerable, hacer que con apenas un par de palabras, el chico se desmoronara ante él, pero sin perder aquella rebeldía que en ciertas ocasiones salía a la luz.

Su vaso de whisky se volvió a llenar, haciendo flotar los hielos. Iba a hacer fondo blanco nuevamente, cuando escucho lo que le decía.
Su mano apretó el cristal, como si quiera romperlo en mil pedazos. Se mordió el labio inferior, apunto de llorar. Pero no lo haría, estaba dispuesto a aguantar ese mal trago como fuera.

No volvería a ser el vulnerable frente él.

- Así qué... si te habías dado cuenta -tomo un trago largo del whisky, no le haría caso, si quería emborracharse lo haría- los dos cambiamos bastante, no puedes decir que no, te iba mejor el pelo rojo -a toda costa evitaría esa pregunta que le había hecho.

-Dime Adis... cambie de nombre-

Erik ladeó un poco la cabeza, con media sonrisa sin dejar de mirarle, aun que sus orbes inconscientemente descendieran hacia sus labios de vez en cuando.

- ¿Adis? - Preguntó algo sorprendido pero luego rió con suavidad- Parece que no has sido el único.- Murmuró bolviendo a apoyarse en la barra para echarse hacia adelante quedando peligrosamente cerca de él.- Llámame Erik.

Lo miró unos instantes, le encantaba aquella expresión que ponía.

- Aún no me has contestado a la pregunta que te hice.- Le solto sonriendo con arrogancia.

- Erik -pronunció susurrante, temeroso de la cercanía de él.

Estaba claro que Erik no lo dejaría en paz, esa sonrisita le era tan común en las facciones suyas. Seguramente en la Isla se había manejado igual que siempre; importándole todo un cuerno, preocupándose sólo de si mismo y de nadie mas, lastimando a muchos, como lo hizo con él.

La cercanía del rostro de Erik era la suficiente como para sólo estirar un poco su rostro y besarle suavemente los labios. Se relamió, sabían y olían a alcohol, eran los labios de su Erik.
Estiro su mano izquierda para tomarlo del cuello a la fuerza y besarlo con furia, lleno de expectativas, lo dejaría sin aire del hambre de él que lo poseía.
Mordió los labios de Erik tal y como había hecho en el pasado, pasando la punta de su lengua por esa boca pulposa, enredando su lengua con la de él en una batalla interna.

Erik cerró los ojos, y respondió al beso casi con rabia, bruscamente. Busó aquella lengua y la mordió, para nuevamente volver a unirla con la propia en un húmedo juego.

Posó su mano en la nuca de este agarrándolo con fuerza como si no quisiera que huyera y finalmente, se separó.

- ¿Me has echado de menos, Eh?

Besar a alguien como Erik era una experiencia difícil de olvidar, así como para si mismo, muchos caían ante él debido a sus encantos. Y sólo por un beso, pero la experiencia llegaba a otro nivel si terminabas en la cama junto a él -que ocasionalmente era así-, ahí simplemente necesitarías siempre el placer que proporcionada Erik, como una droga poderosa... Nadie podría abstenerse de esa droga.

- ¿Me has echado de menos, Eh?

Le tomo del cabello, volviéndolo a besar, tironeando con suavidad del mechón de pelo para incitarlo, Esa era su respuesta.

- Si.. -le dijo pegando su boca al oído de Erik, mordiéndole el lóbulo- Aunque con esta tintura te has arruinado el cabello...ya no es tan suave como lo recuerdan mis dedos -al mismo tiempo que se lo decía, sus dedos describían círculos entre los cabellos, tironeando levemente.

- Miente si quieres... -lo miro a los ojos, tenía la vista cansada, el alcohol nunca le pegaba bien-... ¿me extrañaste?

Erik se quedó quieto unos instantes, observñandolo en silencio, con una expresión indescifrable. Aquel comentario de su cabello le hizo entrecerrar un poco los ojos pero finalmente sonrió de medio lado.

- Yo creo que me queda bien...- Rió aún en sus labios.- Y a ti.... estas más guapo ahora.- Reconoció al fin.

- Miente si quieres... ¿me extrañaste?

Erik se quedo una vez más en silencio por unos instantes mirándolo sin saber que responder en un principio. Por una vez lo había conseguido dejar sin respuesta.

- Quizás...- Murmuró volvienmdo a recuperar su picardía.- Eres bueno en la cama...

No podía creerlo, ¡Erik era una completa bestia!. ¿Cómo era posible que tuviera tan poco tacto? Claramente era alguien que no aprendería nunca mas.
Adis se le quedo mirando, el comentario había sido completamente aberrante, igual no podía reprocharselo. Lo había conocido así, y así se había enamorado de él, siendo un monstruo insensible, un hombre con nada de tacto.

De golpe agarro el vaso de Vodka que había dejado olvidado su queridio Erik y comenzó a beber lentamente, iba a emborracharse y causarle grandes problemas a ese idiota. Apoyo el vaso nuevamente sobre la barra, y le sonrió a Erik.

- Me alegro que me recuerdes así -estiro su cuerpo y rodeo el cuello de él con sus brazos, su boca succionaba la blanca piel del cuello de Erik- Hmmm... hagamoslo aquì y ahora.

Comenzó a masajearle la nuca con insistencia mientras que su boca besaba cada centimetro de su piel.

El moreno se estremeció y cerró los ojos, sin saber por qué sin ganas de hacer aquello y menos en aquel lugar.

- Estas borracho...- Murmuró tomándole de la barbilla para que lo mirara a los ojos.

Observó sus orbes entre miel y doradas, aquellos ojos tan expresivos. Sabía de sobra que su último comentario lo había dañado pero ¿Qué otra cosa iba a decir? ¿Que estaba enamorado de él? ¡Ja! Eso jamás, no podía sentir nada por nadie, aquello era sólo una estupidez. Quizás... quizás Adis se hubiera ganado más de Erik que ningún otro chico pero el amor era una idea abstracta, bizarra, algo que Erik no pensaba reconocer.

Se quedó pensativ, quizá fuera por eso por lo que había huido a la isla y no por el hecho de haberlo encontrado con ese niño. Había sentido celos y lo sabía y en cierta manera... eso lo aterrorizaba.

- Si bebes más tendre que cuidar de ti y, sinceramente, no me apetece.- Le susurró con malicia y una paequeña risa, disimulando lo que realmente pasaba por su cabeza.

Esos dedos que tanto lo hacían estremecer lo obligaban a verle a los ojos, le sostuvo la mirada. ¿Era posible que Erik no quisiera tener sexo con él? Extrañamente eso lo lastimaba, ¡recién le había hecho era bueno en la cama!.
Erik estaba loco, o en verdad él era el borracho.

No noto que incluso Erik tenía sus propios problemas en la cabeza referente a que sentía por él. No podía saberlo, Erik simplemente se mostraba arrogante y pícaro, no media nunca sus palabras. ¿Cómo iba a saber que estaba tan confundido como él?

- Como si te importara... - murmuro para si mismo, mientras tomaba de su vaso de whisky.

Terminando el vaso se quiso levantar, pero estaba cansado y el alcohol le pegaba muy rápido, no pudo aguantar sostenerse en pie y volvió a sentarse pesadamente.
Miro a Erik con enfado, aunque su cara daba mas risa que otra cosa, pues inflaba ligeramente los cachetes.

- JODETE -le grito.

Erik alzó las cejas ante tal reacción. Suspiró pasándose una mano por la cara y volvió a mriarlo. Desde luego, el alcohol no le sentaba nada bien.

- No te pongas así ahora.- Murmuró molesto, varios clientes se habían girado a mirar.-Realmente estas borracho...

Le dió la espalda unos segundo cogiendo sus cosas que reposaban tras el. Despues dió la vuelta a la barra y lo tomó por un brazo, obligándolo a ponerse en pié.

- Si quieres gritarme, vamos fuera. Este es el lugar en el que trabajo, no pienso permitirte que me montes un numerito aquí.- Murmuró.

Al parecer varias personas que aun se encontraban en el club los miraban curiosos, no presto atención a Erik y se dedico a mostrarles a quienes lo miraban su dedo mayor en un gesto obsceno. Recién cuando Erik lo obligo a pararse reparo en él, y en que planeaba sacarlo del club para ahorrarse problemas. Realmente se sentía pésimo, pero no le saldría gratis todo a Erik.

- ¿Porqué murmuras? -alzo la voz, sin importarle nada de nada, soltándose de Erik- Me consta que tienes los cojones bien puestos, ¡me tendrás que aguantar! -Tuvo la intención de empujar a Erik, pero el alcohol le jugaba una mala pasada, haciendo que su equilibrio fallara atropellándose sobre el ojiazul.

Erik lo agarró para que no callera, casi perdiendo el equilibrio.

- Vaya, realmente te has vuelto insoportable.- Le dijo de mal humor.- ¿Por qué no sigues siendo aquel chico TRANQUILO?

Bufó mirándolo, aún sosteniéndole por los brazos.

- ¡¿De quien crees que es la culpa?! -chillo angustiado, golpeándole el pecho con sus puños, aunque estaba tan blando por el alcohol que eran como acaricias.

Hundió su rostro en el cuello de Erik, apoyando todo su peso, largándose a llorar.
Respiraba agitado y sus mejillas estaban húmedas, sus fosas nasales se ensanchaban cada vez que volvía a tomar aire para seguir llorando. Su boca se abría de a momentos gritando en silencio, era tanto el dolor que sentía que no podía emitir siquiera un gemido.
Sus manos buscaron la espalda de Erik abrazándolo desesperado, hundiendo sus dedos en la tela. Se acurruco mas, acercando mas su cuerpo a Erik.

-... Te amo -dijo contra la piel de Erik- ¡Y me duele!

Erik se quedó helado ante la nuebva reacción del moreno. En ese momento entreabrió los labios para hablar pero no supo qué contestar. Hizo un amago de ir a abrazarle pero algo lo detubo.

Sólo lo miró, serio por primera vez en toda la noche. No le gustaba verlo así incluso podía llegar a decir que eso lo hacía sentir culpable. y jamás se había sentido culpable por algo.

- G.... Adis.- Se corrigió inmediatamente.- ¿Por qué? - Murmuró al fin cerrando sus brazos en torno al él con algo de torpeza. Al segundo se arrepintió de haber dicho aquello así que rectifico.

- Vayamos a casa... necesitas darte una buena ducha y descansar, ahora mismo no estass pensando con claridad.

No se separo de su cuerpo, no disminuyo la presión que ejercía con sus dedos, el cuerpo le temblaba, el abrazo de Erik le conforto pero lo hizo estremecerse con mas fuerza.

- C-claro -respondió. Era un sueño pensar que porque ahora se llamara Erik fuera a cambiar, ¡acababa de decir algo tremendamente tonto!.

Si, lo que había dicho era verdad: Lo amaba. Pero, extrañamente comprendía la actitud moderada de él, estaba borracho... Quizá si había sido precipitado, no quería darle mas problemas a Erik.

- Puedo solo... me iré a mi casa -se separo de Erik, avergonzado miro a su al rededor, la música le daba un martillazo a su cordura, se tomo la cabeza con una mano y puteo.

Erik se moridó el labio inferior, por una vez quizá debiera tragarse todo su orgullo, su arrogancia y demás. Le posó una mano en el hombro recuperando su sonrisa.

- Vamos, no me sentiría cómodo dejanote así.- Le respondió apretando un poco con su mano en un gesto casi cariñoso.

- Supongo que es... culpa mía el que hayas llegado a ese estado.