El desatascador que lo desatasque buen desatascador será (libre)

Entra al club vestido de forma causal. Pantalones negros, camiseta oscura con cortadas estratégicas. Aunque sea profesor también es joven. Va hacia la barra donde ocupa un taburete. Pocas veces sale solo, más que nada cuando esta atascado en alguna parte importante de sus novelas.

Ah, cómo continuar esa parte… Esta llegando al desenlace pero hay detalles que no encajan. Sería desastroso tener que reescribir muchas páginas. El tiempo límite se le echa encima gracias a su “desaparición” reciente.

Cierra un ojo observando el ambiente. Es agradable saber que allí todos comparten sus gustos, sin tener que disimular, temer equivocarse por una mirada más intensa de lo normal o a saber qué.

Observa pasar al barman y le pide un trago suavecito mientras apoya la barbilla en el dorso de una mano.

Erik oyó que alguien detrás suya le pedía una copa pero co el fuerte sonido de la música apenas pudo oír un murmullo.

Se giró ahcia el chico y lo primero que le llamó la atención fue un chico cuyos bonitos ojos se escondían tras unas lentes que le hacían parecer interesante.

La sonrisa se pintó en sus labios en un segundo, con un matiz seductor.

- Perdona... con la música no pudeoírte.- Dijo acercándose bastante a él con esa escusa.- ¿Qué querías tomar?

Solamente ladeó un poco el rostro cuando tuvo al camarero bien pegado. Le parecía muy jovencito, debía rondar la edad de Albert. ¿Sería estudiante también? Sonrió agradable.

-Licor de mora – repitió, colocándose las gafas con un dedo de forma elegante para no mirarlo por encima de los cristales, ya que luego le daba dolor de cabeza – Si puede ser en un vaso alto con hielo – añadió agrandando la sonrisa.

No era una bebida con mucha graduación pero la idea era no terminar dormitando sobre el taburete. Después de todo venía solo.

- Claro.- Respondió Erik dándose la vuelta para llegar a los vasos de tubo. metió los hielos y echó en él aquel líquido.

Lo observó con media sonrisa, dejando el vaso ante él.

- Y dime... ¿Pasas mucho por aqui? No creo recordar tu cara...- Dijo apoyándose en la barra.

Observó cómo lo preparaba, le gustaba ver la agilidad con que manejan botellas, vasos y pinzas para el hielo. El líquido morado con olor dulce quedó al momento bajo su nariz. Lo tomó bebiendo un sorbo fresco e inclinó el vaso hacia el camarero.

-Nope, es la primera vez que vengo. Parece un sitio agradable… ¿Quieres? – le ofrece mientras eleva un poco la voz para hacerse oír por encima de la música. Suena una buena canción; pero tampoco tiene a nadie para bailar y buscar un desconocido por todo el local no es nada inspirador.

-¿Hace mucho que trabajas aquí? Pareces muy jovencito… -

- No gracias...- Respondió Erik negando con la cabeza aun sonriente.

Apoyó la cabeza en la mano y siguió la mirada hacia la pista de baile unos segundos. Cuando el chico volvió a hablar, posó sus orbes sobre las de él.

- Pues.. no demasiado, llegué hace poco tiempo a la isla. Y bueno, en cuanto a joven... supongo que sí, tengo 21.- Le contestó.- ¿Y tu? ¿Cómo un chico tan agradable anda solo por estos lares?

Encogió los hombros ante la negativa y volvió a tomar otro pequeño sorbo, dejó el vaso en la mesa y enlazó los dedos bajo su barbilla. Le miró con travesura.

-Yo… aparento menos de los que tengo; pero casi llego a los treinta – le sacó la lengua de forma adorable, riendo – También llegué hace poco, aun no he visto gran cosa de la Isla y tampoco conozco a nadie… hum, bueno sí, a un par de personas pero me gusta salir solo para atraer la inspiración.

La canción terminó dando paso a la siguiente que tuvo un estilo más agresivo y movidito. Mijaíl movió un pie al ritmo.

Erik observó aquella lengua, húmeda, apetecible, salir de sus labios fugazmente. Luego se fijó en que el chico se movía inconscientemente al ritmo de la música y no pudo pensar enotra cosa que en aprovecharla oportunidad.

Miró a su alrededor y vió quepodíatomarse un pequeo descanso.

- Te conservas bien- Dijo acercándose a él, tendiéndole la mano.-¿Y sabes? Quizásyo pueda ayudarte a encontrar la inspiración....- Comentó on una pequeña risita.- Vamos a bailar.

Le sorprendió la acción, de forma agradable, y sonrío mirando la mano tendida mientras daba un último sorbito a su licor.

-¿Y el trabajo? –preguntó travieso, pero era muy tentador tomar esa mano así que la aceptó. Se levantó para ir junto al chico hasta la pista de baile. Le gustaba bailar, mucho. La música le hacía ponerse coqueto.

Soltó su mano para llegar a un hueco entre los bailarines, haciéndole un gesto con la cabeza para que se acercase y poniéndole una mano en el pecho. La subió hasta el hombro antes de empezar a moverse, suavemente, con la melodía.

-A ver… inspírame – sonrió simpático.

Erik le sonrió de medio lado preguntándose si realmente aquel chico se daba cuenta sobre qué clase de inspiración decía Erik. Aún así siguió lo que el otro le había mandado ypegó su cuerpo al de él comenzando a moverse lentamente, pero de una manera sensual.

Sus labios estaban casi rozando el oído con la excusa de que la música estaba muy alta.

- Aún no me has dicho tu nombre.- Le susurró.

El cuero contra el suyo hizo que retuviese la respiración un segundo. Era firme y lo hizo sentir calor de inmediato, coloreando pálidamente sus mejillas. Se acomodó contra él, dejando que sus cuerpos encontrasen el compás perfecto en ese baile sensual que mantenían.

Subió las manos lentamente dese sus hombros y le rodeó el cuello buscando aproximarse un poquito más. El roce de los labios en su oreja le hacía estremecer, tenía cosquillas ahí.

De improvisto pensó que parecía una escena sacada de alguna de sus propias novelas. Resultaba entretenido. En verdad era buena inspiración.

-Es más divertido así… -

Erik le sonrió ante aquel "juego".

- Bien, si así lo prefieres...- Dijo con voz ronroneante, acariciando su oído con los labios.

Sus manos se posaron en su espalda y sutilmente descendieron, despacio, buscando un sus objetivo, mientras se pegaba al chico.