Con un desconocido en un vestidor (Privado)

Sus gemidos, aunque suaves, me indican que comienza a disfrutar un poco más del acto, sumado a sus movimientos que me ayudan a penetrar más profundo en su cuerpo. Aumento un poco más el ritmo, disfrutando del inimaginable placer que siento en ese momento recorrer cada porción de mi cuerpo sin descanso.

Mientras nuestras caderas continúan moviéndose en esa danza tan antigua como el tiempo mismo, mis ojos no dejan de observar su rostro, no me perdonaría jamás el perderme alguno de los gestos que su rostro expresa. Sonrío al escuchar su petición, acercándome a sus labios para besarlo fugazmente.

-No lo haré... cielo... no pararé...- los jadeos me dificultan el habla, pero aun así consigo darme a entender- niño... travieso...- exclamo sin borrar la sonrisa de mi rostro al sentir sus manos en mi trasero, acariciándolo de una forma por demás rica mientras que solo me dejo guiar por ellas.

-Ya... casi... ¿no?- no se ni para qué pregunto pues su rostro me demuestra que se encuentra casi al borde del orgasmo. Mis movimientos se aceleran, no creo llegar a aguantar demasiado tiempo más, también me encuentro cerca del placer máximo.

Es inútil, por más que intento no puedo. Dejo que los gemidos escapen con volumen cada vez más fuerte sin importarme que haya un millón de personas afuera del vestidor escuchando.

Anthonu me besa y dice que no se detendrá.

Es tan bello que me preguntaría si no es un sueño, pero la opresión que siento en mi vientre un segundo antes de correrme me indica que no es un sueño.

Jadeando y llamándolo a voces termino entre nuestros cuerpos y sobre la ropa desparramada en el piso bajo nosotros.

- Dios... Anthony... ahhh Honey.... eres maravilloso - le digo sin aliento y con el corazón desbocado. Aún abrazándolo con fuerza, sonriéndole agradecido.

Mis labios se acercan a su cuello, besándolo con pasión y ternura a la vez, sin demostrarme casi brusco, consiguiendo así acallar levemente mis gemidos, los cuales se escucharían tan fuertes como los suyos en el caso de no reprimirlos.

Acompañado por los sonidos más hermosos que escuché en toda mi vida lo siento venir entre ambos vientres. Los espasmos provocados por el orgasmo contráen su entrada, posibilitándome apenas el movimiento, acompañándolo al clímax en cuestión de segundos, dejándome venir en su interior.

-Yo... lo... lo siento...- susurro algo entrecortado, con la respiración bastante agitada luego de tantas sensaciones experimentadas por vez primera, pero eso si es algo que no admitiré. Salgo de su interior, viendo posteriormente como de su ano comienza a manar mi semen- No... no lo pude... resistir...- completo, espero y no se enoje por haberme corrido en su interior, pero no tuve tiempo ni de reaccionar antes de que sucediera.

Anthony se corrió dentro mío un segundo después de que yo lo hiciera. Lo siento salir de mí y se disculpa por haberse corrido, pero yo sujeto su rostro con mis manos y me levanto un poco para besar sus labios brevemente.

- No te disculpes Honey, me ha encantado, en serio - le digo para tranquilizarlo mientras le sonrío - además, he sido yo quien te ha asaltado en el vestidor ¿recuerdas?

La verdad, es que ha sido delicioso. No recuerdo cuándo fue la última vez que tuve un orgasmo como ese.

- Lo único malo - le digo mirando a nuestro alrededor - es que la ropa se ha arruinado.

El semen escurría entre mis nalgas y mis piernas hasta la ropa que nos había servido como lecho. Suspiré pensando que tendría que pagar todo eso con mis ahorros, pero bien había valido la pena. Anthony era increible y lo había pasado tan bien, que me encantaría que repitieramos la experiencia, aunque no precisamente en un vestidor.

Recibo el beso algo mal aun, actitud que se desvanece al escucharle decir que no está enfadado por el hecho de haberlo marcado; esto me alegra y es algo que no puedo terminar de esconder, sonriendo dulcemente ya que aunque no se exactamente por qué esto ocurre si puedo decir que no me gustaría que se enfadara conmigo, supongo que he comenzado a crear un sentimiento hacia él desde que nos encontramos aquí, uno que no sabría definir con certeza, quizás simple agrado, cariño...

Observo debajo nuestro ante su comentario sobre el estado en que quedaron las prendas, notando que, efectivamente, se encuentran en estado deplorable. Noto su semblante preocupado, acercándome a sus labios par besarlo dulcemente y luego verlo a la cara.

-No te preocupes por esto corazón, yo las compro, después de todo creo que la mayor parte del desastre es culpa mía- señalo su cuerpo, la mayor parte del semen que se encuentra en las ropas es el mío, el suyo casi en su totalidad permanece en nuestros abdómenes, escurriendo lentamente sin llegar a caer aún. Tomo una de las camisas que se encuentra más limpias dentro de lo que cabe y la utilizo para limpiar su cuerpo, tanto el abdómen como la parte interna de los glúteos y sus piernas, repitiendo esta acción en mi cuerpo posteriormente.

Anthony observa la ropa que está tirada en el piso y sonríe diciendo que no debo preocuparme. El se hará cargo. No me parece justo, pero en mi situaciòn no me queda más que aceptar y le agradezco con un último beso.

Cuidadosamente limpia mi cuerpo con una de las prendas para después limpiar el suyo.

Nos miramos y no sé porque me pesa tanto saber que tenemos que irnos. Después de todo, no somos más que dos extraños que tuvieron sexo en el vestidor de una tienda.

Lo lógico es que no volvamos a vernos, pero...

- Honey... sé que estoy es una locura, pero... me gustaría verte de nuevo en otras circunstancias

Mi rostro está rojo por la verguenza de semejante atrevimiento, pero no quiero irme y no volver a saber nada de él.

Llega el momento en que debemos partir, tanto él de seguro como yo tenemos otras cosas que hacer en el día, además de que ya llevamos demasiado tiempo allí y, aunque media tienda se ha de haber enterado de lo que hemos hecho creo que es preferible no darles más aun de qué hablar; a pesar de eso, creo ser capaz de soportar lo que sea con tal de quedarme a su lado, no me agrada la idea de separarnos.

Mis ojos se abren sorprendidos al escucharle decir que quiere que nos volvamos a ver, más eso no me desagrada, me alegra saber que él también desea que esto no quede solo como un polvo aquí, me agradaría conocerlo un poco más. Acaricio su rostro sonrojado con una sonrisa reluciendo en mi rostro, se ve tan tierno con ese color sobre sus mejillas.

-A mi también me gustaría volver a verte, quizás uno de estos días. Tienes teléfono, ¿verdad?